segunda-feira, 15 de agosto de 2022

GABRIEL GARCÍA MARQUEZ - CIEN AÑOS DE SOLEDAD

CIEN AÑOS DE SOLEDAD

GABRIEL GARCIA MARQUEZ


 FICHA TÉCNICA
TÍTULO: CIEN AÑOS DE SOLEDAD
TÍTULO ORIGINAL: IGUAL
AUTOR: GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
TRADUTOR: ORIGINAL
VOL. ÚNICO
LITERATURA: COLOMBIANA
GÊNERO: ROMANCE
EDITORA: NORMA
EDIÇÃO: 2ª
ANO: 2002
IDIOMA: ESPAÑOL
ESPECIFICAÇÕES: BROCHURA|504 páginas
ISBN: 958-04-7037-2-4
INÍCIO DA LEITURA:01/12/2004
TÉRMINO: 15/12/2004
 
SINOPSE:
 
      Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquíades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades. «Las cosas tienen vida propia —pregonaba el gitano con áspero acento—, todo es cuestión de despertarles el ánima.» José Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos que el ingenio de la naturaleza, y aun más allá del milagro y la magia, pensó que era posible servirse de aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierra. Melquíades, que era un hombre honrado, le previno: «Para eso no sirve.»
      Pero José Arcadio Buendía no creía en aquel tiempo en la honradez de los gitanos, así que cambió su mulo y una partida de chivos por los dos lingotes imantados. Úrsula Iguarán, su mujer, que contaba con aquellos animales para ensanchar el desmedrado patrimonio doméstico, no consiguió disuadirlo. «Muy pronto ha de sobrarnos oro para empedrar la casa», replicó su marido. Durante varios meses se empeñó en demostrar el acierto de sus conjeturas. Exploró palmo a palmo la región, inclusive el fondo del río, arrastrando los dos lingotes de hierro y recitando en voz alta el conjuro de Melquíades. Lo único que logró desenterrar fue una armadura del siglo XV con todas sus partes soldadas por un cascote de óxido, cuyo interior tenía la resonancia hueca de un enorme calabazo lleno de piedras. (...)
 
AUTOR:
 
       Gabriel García Márquez, nacido en Colombia, fue una de las figuras más importantes e influyentes de la literatura universal. Ganador del Premio Nobel de Literatura, fue además cuentista, ensayista, crítico cinematográfico, autor de guiones y, sobre todo, intelectual comprometido con los grandes problemas de nuestro tiempo, en primer término con los que afectaban a su amada Colombia y a Hispanoamérica en general. Máxima figura del realismo mágico, fue en definitiva el hacedor de uno de los mundos narrativos más densos de significados que ha dado la lengua española en el siglo xx. Entre sus obras más importantes se encuentran las novelas Cien Años de Soledad, El coronel no tiene quien le escriba, Crónica de una muerte anunciada, La Mala Hora, El General en su Laberinto, El Amor en los Tiempos del Cólera, Memoria de Mis Putas Tristes, el libro de relatos Doce Cuentos Peregrinos, la primera parte de su autobiografía, Vivir para Contarla, y sus discursos reunidos, Yo no Vengo a Decir un discurso. Falleció en 2014.
  ¡Qué autor! Magnífico, usted debe leelo, sinceramente que criatividad, simplemente coja el libro y empiecelo yá... 
       Este libro ha sido un regalo de Navidad de 2003, lo he leìdo y me encanté. Gracias Andrés.

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